Carmen
No
puedo precisar si Carmen me inventó a mí o Carmen es mi
invención; sí puedo afirmar que en la habitación de Carmen
las reglas del universo se dislocan. Tal vez sea por ello que disfruto tanto
mis excursiones.
En
ese preciso lugar – en la habitación - estamos los tres: Carmen,
el tercero y yo. Bueno, lo que queda del tercero que para esta hora ya se
está desintegrando en el aire. Tal vez el humo tenga algo que ver.
'Nota
cuarenta y tres, diecisiete de febrero de mil ochociento ochenta y dos. El
Comité de Reformulamiento se replantea la necesidad de plantearse algo
para poder reformularlo; se somete a votacion. Puntos suspensivos, sonido de
redoblantes: La votación refleja por unanimidad la voluntad del
comité de no tener voluntad... Amen.'La voz de Carmen reverbera en el
aire como un islote naufrago en el medio de un mar anónimo.
Quizás el humo tenga algo que ver. Hunde la cabeza en el teclado del
ordenador y apoya la barbilla sobre una mancha verde que evidencia la fusión
- accidental - de cannabis con plástico de color beige. El tercero ya se
esfumó totalmente; en el lugar donde se encontraba sentado - la cama de
Carmen - quedan los restos de sus ropas. Intento localizarlo en la zona del
cielorazo en el preciso momento que Carmen vuelve a hablar.
'Nota
cuarenta y tres, cuarenta y ocho
de Marzo de dos mil. El Comité de Musicalisación,
convocado a sus actividades por la ordenanza número cuarenta y tres,
solicita la ejecución de Velvet Underground. El comité vota por
mayoría y procede a la puesta en accion de la ley numero
cuarentaytresmilcuarentaytres del Organigrama de Psicotortura.
Infórmese, archivese y suicídece.'
Ahora la
voz de Lou Reed colabora con la sensación de irrealidad de la
habitación.
Los
despojos vestuarios del tercero son atacados ferozmente por el chihuahua de
Carmen. Asistimos sin asombros a las correrías de un perro que insiste
en caminar a un metro cuarenta y tres del suelo. Quizás el humo tenga
algo que ver.
'Nota
cuarenta y tres, siete de Diciembre de mil novecientos catorce. El
Comité de Parafernalia, reunido bajo las razones de público
conocimiento, dictamina que la guerra de Vietnam debe acontecer a partir de mil
novecientos sesenta y cinco – mas o menos -, razón por la cual se
denominará Primera Guerra Mundial a la actual contienda. Votado por
unanimidad se procede al genocidio y se lo establece como norma en las
relaciones interhumanas...bla...bla...bla...'
Todo en la
habitación de Carmen es verde. La ropa del tercero, el perro, Carmen y
yo; todo en la habitación de Carmen no es. Acerco un dedo sobre la llama
de una vela - verde - y no quema. Nota: en la habitación de Carmen el
fuego no quema. Y no hace falta ninguna votación, esto es una dictadura.
'Nota
cuarenta y tres, veinticinco de abril de mil ochocientos ochenta y nueve. El
Comité de Mareo, reunido aquí en Bruselas, República del
Congo, dictamina el goce de un nuevo cilindro verde de felicidad telegrafica.
Votado por unanimidad se procede al encendido de la antorcha olímpica...
Gracias, muchas gracias para mi sin soda... Autógrafos: diez pesos;
estampitas con bendición: cuatro con ciencuenta...' Carmen se desploma
sobre el teclado. El biiiiiiiiiiiiiiiiiiip molesto y penetrante del aparato me
provoca volver en mi, salir del oceáno gigante de baba verde donde me
encontraba nadando.
Tomo a
Carmen de los cabellos de la nuca y le doy un beso en la oreja para producile
un La bemol. Carmen se incorpora y larga humo por la boca y los ojos diciendo
con vos de robotito 'Sol sostenido, Sol sostenido, Sol sostenido, Sol sostenido’;
los restos mortales del tercero descienden del techo y se vuelven a depositar
en sus ropas para volver a subir hasta el techo en un claro trip ascensor, esa
oscilación perversa entre el techo y el nivel del mar...
'Trip
ascensor,' dice Carmen avalando mi observación.
'Trip
ascensor,' intento decir, pero estoy muy entretenido, de regreso en el mar de
baba verde, como para poder abrir la boca.
Alguien habla en algún lugar, puede ser
la habitación vecina. Un coche frena y una bocina dice algo acerca de la
capa de ozono. Tal vez el humo tenga algo que ver.
'Nota
cuarenta y tres, diecisiete de junio de dos mil veinticuatro. El Comité
de Gravedad, reunido aquí en el Hotel Savoy, dictamina que todo cuerpo
que sube debe bajar y que todo cuerpo que baja debe subir. Visto y
considerando, todo cuerpo que incurra en alguno de estos movimientos se
verá depositado ad eternum en la eternidad perpetua de un movimiento
pendular no pendular o trip ascensor crónico. Se decreta por
consiguiente que el tercero debe rebotar para siempre entre el techo y el piso.
¿Ok?'
El tercero
ignora el comunicado y se deja caer violentamente sobre el perro chihuahua
sacándole un sonido más que similar al
biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip del teclado pero mas como una especie de beeeeeeeeeeeeeeeeeeep,
lo que demuestra que el perro domina la fonetica inglesa, o que en lugar de
chihuahua proveniente de Texas. A esta altura de la noche el La bemol del oido
de Carmen comienza a sonar en mí oido. Reconozco la alarma que indica la
retirada.
'Nota
cuarenta y tres. El Comité de Abandono, reunido aquí en
ningún lugar, dictamina que el socio cuarenta y tres puede retirarse.
Sin más se procede a saludarlo agitando la mano de izquierda a derecha y
viceversa de la forma en la que los seres de la civilización occidental
suelen saludarse. Adios. Que la fuerza lo acompañe.'
El
descenso por ascensor me encuentra agarrado de un espejo tratando de reconocer
mis propios ojos en el universo de miradas que se proyecta através del
iris verde y un poco torturado por las altas horas de la noche.
Me
suenan en la cabeza las útlimas palabras de Lou Reed: ‘...‘.
No, en realidad no me suenan.
Pateo la
puerta de vidrio del pallier que se destroza delante de mí sin el
mínimo indicio de rotura; está lloviendo y no tengo paraguas.
Me refugio
cuarenta y tres segundos bajo el techo del hall hasta que una mano
extraña - quizás la de Carmen - me empuja para dejarme en el
medio de una lluvia abismal que no podria serme mas indiferente. Llueve. Llueve
y no importa porque esta lluvia no moja... No moja porque estuve en la
habitación de Carmen; la lluvia jamas moja después de Carmen.
Amen: La lluvia no moja...Tal vez sea culpa del humo. Tal vez sea culpa de
Carmen.
‘...
‘ digo en vos alta y me voy caminando a los saltitos por el medio de la
calle.
ediciones zwi migdal